El debate migratorio en Estados Unidos toma un nuevo giro con la propuesta de Donald Trump de imponer una cuota de 100 000 dólares para acceder a la visa H-1B, uno de los programas más utilizados por trabajadores extranjeros calificados. La medida busca frenar la contratación de talento internacional en sectores como tecnología, salud y finanzas, generando preocupación en comunidades laborales dentro y fuera del país.
Actualmente, la visa H-1B es un recurso clave para empresas que requieren personal especializado. Sin embargo, la posible cuota representaría una barrera económica casi insalvable para empleadores medianos y pequeños, limitando la movilidad laboral de miles de profesionales. Además, organizaciones sindicales y de derechos laborales advierten que el costo adicional abriría espacio a prácticas discriminatorias y precarización en los contratos.
Visas H-1B y el impacto laboral global
El aumento proyectado no solo afectaría a trabajadores de India, México y Filipinas, principales beneficiarios del programa, sino también a la competitividad de empresas estadounidenses que dependen de la innovación internacional. En consecuencia, expertos advierten que sectores como la inteligencia artificial y la biomedicina podrían enfrentar retrasos significativos en proyectos de investigación.
Por otro lado, la medida podría repercutir en comunidades de trabajadores migrantes que ya enfrentan limitaciones para acceder a empleos formales. El encarecimiento de trámites profundizaría desigualdades en el mercado laboral global.
Las reacciones empresariales no se hicieron esperar. Cámaras de comercio y asociaciones tecnológicas señalaron que la propuesta no solo elevaría los costos operativos, sino que incentivaría la deslocalización de proyectos hacia países con menores barreras migratorias. También destacaron que en 2024 las solicitudes de H-1B superaron los 750 000 registros, mostrando la alta demanda que existe para este tipo de permisos.
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