El hallazgo en Oaxaca de cuatro trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), reportados como desaparecidos en Veracruz, ha encendido alarmas en todo México. Los cuerpos mostraban huellas de tortura, un hecho que subraya la creciente vulnerabilidad de quienes desempeñan labores esenciales para la infraestructura del país.
Las autoridades detallaron que los empleados fueron privados de la libertad mientras cumplían funciones en territorio veracruzano. Días después, sus restos fueron encontrados en una zona rural de Oaxaca, lo que confirma la violencia y el grado de impunidad que afecta a sectores estratégicos.
Riesgos y exigencias tras la tragedia de trabajadores CFE
El impacto social no se hizo esperar. Familias, sindicatos y comunidades expresaron su indignación y reclamaron justicia, además de exigir mayores medidas de seguridad laboral. También, expertos en relaciones laborales recordaron que los trabajadores del sector energético suelen operar en regiones donde coinciden actividades productivas y presencia del crimen organizado.
Por otro lado, la CFE manifestó solidaridad con los familiares y pidió que las investigaciones se desarrollen de forma rápida y transparente. Asimismo, se espera que la Fiscalía avance en la identificación de los responsables y esclarezca el contexto en que ocurrió el crimen.
Del mismo modo, especialistas advirtieron que este tipo de casos reflejan un fenómeno que rebasa lo local y se conecta con riesgos para otros gremios estratégicos. En consecuencia, reforzar protocolos de seguridad se convierte en un asunto de interés nacional.
Cifras oficiales señalan que entre agosto y septiembre de 2025 se registraron 15 desapariciones vinculadas a personal de empresas públicas, de las cuales al menos 9 terminaron en homicidios confirmados.
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