Más de cuatrocientas mil personas en España prolongan su jornada sin recibir compensación, y ese esfuerzo no reconocido encierra una injusticia estructural que socava derechos y equilibrios laborales.
La normativa laboral española exige que las horas extras sean remuneradas y cotizadas. Sin embargo, el informe sindical indican que 419 000 trabajadores realizan cada semana horas extraordinarias que no les abonan. En total, se acumulan 2,61 millones de horas no remuneradas semanalmente.Esa cifra impaga equivale a un ahorro para las empresas que asciende a 3 254 millones de euros en salarios, impuestos y cotizaciones sociales.
Este desequilibrio afecta no solo al bolsillo del trabajador, sino también al sistema público.
Impacto real para los empleados
La práctica recae con mayor peso en sectores como educación, hostelería, comercio e industria. En promedio, cada persona implicada realiza 6,3 horas semanales no remuneradas, lo que implica una pérdida de cerca de 141 euros semanales, o 7 370 euros al año por trabajador. De igual manera, el abuso laboral de este tipo se denomina una forma moderna de explotación, que mina la dignidad profesional y la estabilidad económica de miles.
La extensión de este fenómeno trasciende al ámbito individual: según cálculos sindicales, esas mismas horas extras no pagadas podrían transformarse en 70 000 empleos a jornada completa.
También se observa que muchas personas con jornada completa ejercen tareas más allá de lo pactado sin constancia de pagos adicionales ni registro.
Perspectivas de control y sanción
Ante este escenario, la Inspección de Trabajo eleva su actividad sancionadora. En 2024 recaudó 20,19 millones de euros por infracciones vinculadas al registro de jornada y horas extra no remuneradas, lo que supone un crecimiento de casi 8,8 %. El fortalecimiento del registro digital interoperable con la Inspección forma parte del anteproyecto de reforma laboral.
Al mismo tiempo, organizaciones sindicales reclaman adaptaciones normativas que impidan vacíos legales que las empresas utilizan para evitar sanciones. Además muchos trabajadores desconocen sus derechos o temen represalias.