Grecia volvió a paralizarse. Miles de trabajadores salieron a las calles de Atenas y otras ciudades para rechazar la extensión de la jornada laboral a 13 horas, una medida impulsada por el gobierno conservador que, aseguran los sindicatos, vulnera derechos básicos y retrocede décadas en conquistas laborales.
La Confederación General de Trabajadores Griegos (GSEE) encabezó la huelga general con apoyo del sector público, maestros, transportistas y personal de salud. Los manifestantes exigieron revertir la nueva ley que permite a las empresas contratar a empleados con turnos más largos o dobles jornadas bajo el argumento de “mayor flexibilidad” en la producción.
El conflicto sindical y las demandas sociales
Los sindicatos calificaron la reforma como una amenaza directa a la salud y a la dignidad de la clase trabajadora. Afirmaron que extender el tiempo de trabajo sin una compensación justa contradice los estándares de la Unión Europea. Además, denunciaron que la medida fue aprobada sin diálogo social, debilitando la negociación colectiva.
Durante la protesta, los líderes sindicales insistieron en que la legislación no fomenta la competitividad, sino la precarización. También advirtieron que Grecia, país golpeado por años de austeridad y desempleo, no puede sostener su recuperación económica a costa del bienestar de su fuerza laboral.
Derechos laborales en riesgo
La huelga afectó trenes, puertos, hospitales y servicios públicos en todo el país. Del mismo modo, las centrales sindicales anunciaron que continuarán las movilizaciones hasta que el gobierno retire la ley y abra un proceso de diálogo con los trabajadores.
Datos del Instituto de Estadística de Grecia indican que el país registra una tasa de desempleo cercana al 9.5%, la más alta de la eurozona después de España.
