El cumplimiento de la Ley Silla marca un cambio operativo en los centros de trabajo de México al consolidar el derecho al descanso durante la jornada laboral. La reforma obliga a las empresas a garantizar pausas y asientos con respaldo mediante reglas internas claras y verificables.
La segunda etapa de la Ley Silla concluyó tras vencer el plazo de transición otorgado a los empleadores para adecuar sus reglamentos internos. A partir de ahora, la autoridad laboral puede exigir tanto la existencia física de sillas como la documentación que regule su uso y los tiempos de reposo.
Además, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social confirmó que la inspección ya puede sancionar incumplimientos. Las multas van desde 28 mil hasta más de 280 mil pesos por trabajador afectado, lo que eleva el impacto financiero para las empresas que no cumplan.
Ley Silla obliga ajustes internos y amplía facultades de inspección
La autoridad laboral reiteró que el derecho al descanso es exigible desde la entrada en vigor de la reforma. Las personas trabajadoras pueden solicitar pausas sentadas aun cuando el reglamento interno no se hubiera actualizado durante el periodo de transición.
Asimismo, la Ley Silla aplica en todos los sectores productivos. La naturaleza del trabajo solo determina si la persona puede laborar sentada o si la silla debe ubicarse cerca del puesto o en un área designada.
Un cambio en la prevención y el cuidado de la salud laboral
El trabajo prolongado de pie se asocia con fatiga crónica, várices, lesiones musculares y padecimientos lumbares. Países como Chile y Argentina incorporaron regulaciones similares desde el siglo pasado, con impactos positivos en la salud ocupacional.
