Más de 130 mil pasajeros diarios resultaron afectados por la paralización de Air Canada tras el paro de 10 mil sobrecargos. La interrupción, iniciada por el sindicato de auxiliares de vuelo, obligó al gobierno federal a ordenar la reanudación inmediata de las operaciones y a imponer un arbitraje vinculante que prorrogó el convenio colectivo existente.
Intervención gubernamental
La Junta de Relaciones Industriales fijó un límite: regresar a las labores antes de las 14:00 horas del domingo. La medida incluyó la designación de un árbitro independiente y el establecimiento de un procedimiento especial para dirimir diferencias. Con esta decisión, el Estado subrayó su facultad para intervenir en situaciones que afectan servicios esenciales y el interés público.
Respuesta sindical
El gremio de trabajadores calificó la orden como inconstitucional y desafió la instrucción oficial. Al mantener la huelga, planteó un choque directo entre el derecho de huelga, protegido por la legislación laboral canadiense, y las facultades estatales para salvaguardar la economía nacional. Este pulso legal abre un debate sobre los límites de la negociación colectiva en sectores estratégicos.
Impacto operativo
Air Canada comunicó la reanudación progresiva de sus vuelos a partir del domingo por la noche. La aerolínea advirtió que la normalización completa tomará entre siete y diez días, lo que implica ajustes logísticos, reorganización de tripulaciones y atención a miles de pasajeros que solicitaron reembolsos o cambios de itinerario.
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Dimensión internacional
La huelga se tradujo en la cancelación de más de 400 vuelos en un solo fin de semana, con repercusiones en aeropuertos de Toronto, Montreal y Vancouver. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo recordó que Canadá ocupa el noveno lugar mundial en tráfico aéreo, lo que magnifica las consecuencias de cualquier interrupción prolongada en sus principales aerolíneas.
