El entusiasmo inicial por la inteligencia artificial en las oficinas de Estados Unidos se ha transformado en una creciente sensación de desgaste. Trabajadores de distintos sectores reportan que la implementación de estas herramientas no siempre facilita sus tareas, sino que en muchos casos las complica, alargando procesos y creando fricciones en la dinámica laboral.
El reciente estudio de la Universidad de Stanford, difundido en agosto de 2025, revela que una parte considerable de empleados que interactúan con sistemas de inteligencia artificial siente que pierde horas de trabajo valiosas intentando corregir errores de la tecnología. Además, un número creciente de oficinas enfrenta problemas de coordinación, ya que las plataformas digitales no se adaptan de forma homogénea a las necesidades de cada equipo.
Inteligencia artificial y sus efectos en la productividad
Los hallazgos subrayan que los programas de inteligencia artificial, lejos de garantizar eficiencia, han intensificado la frustración entre trabajadores administrativos. Muchos empleados describen estas herramientas como una “carga adicional”, especialmente cuando deben alternar entre tareas automatizadas y procesos manuales para completar un mismo proyecto. En consecuencia, la supuesta promesa de optimizar la productividad termina derivando en la percepción de un tiempo malgastado.
Por otro lado, los investigadores señalan que la falta de capacitación adecuada incrementa el problema. La brecha entre la complejidad del software y el conocimiento real de quienes lo usan provoca un desgaste emocional que impacta en la salud mental y en el ambiente de trabajo.
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Demandas de los trabajadores frente a la inteligencia artificial
El estudio evidencia que más del 40% de los trabajadores consultados considera necesario establecer protocolos claros que regulen el uso de inteligencia artificial en oficinas, con el fin de proteger tanto la productividad como el bienestar de los empleados. Asimismo, se advierte que los ajustes tecnológicos deben ir acompañados de procesos de formación y tiempos razonables de adaptación, evitando que la responsabilidad del fracaso recaiga sobre quienes dependen de estas herramientas para mantener su empleo.