Un grupo de trabajadores en Ucrania se ha convertido en símbolo silencioso de resistencia y dignidad laboral: los electricistas encargados de reconstruir la red energética en medio de ataques constantes. Lejos de los focos mediáticos, estas cuadrillas enfrentan peligros similares a los del frente de batalla, pero sin armas ni uniformes militares.
Lla ofensiva rusa ha intensificado los bombardeos a infraestructuras críticas. Las estaciones eléctricas, subestaciones y líneas de transmisión son blanco habitual, lo que ha dejado a amplias zonas del país sin suministro estable. Sin embargo, al día siguiente de cada ataque, equipos de trabajadores salen con herramientas, chalecos antibalas y una determinación inquebrantable.
Condiciones extremas y compromiso laboral inquebrantable
En las afueras de Járkiv, una brigada fue fotografiada soldando cables bajo el eco de las sirenas antiaéreas. En ese momento, habían pasado apenas 14 horas desde el último bombardeo. La escena, documentada por AP, no es una excepción sino la rutina: jornadas de hasta 16 horas, con apenas pausas, para garantizar electricidad en hospitales, escuelas y hogares.
El sindicato de trabajadores eléctricos ucranianos ha denunciado las condiciones extremas, exigiendo equipos de protección más avanzados y reconocimiento internacional por su labor esencial. También ha solicitado a organismos humanitarios apoyo logístico, pues muchas cuadrillas operan con vehículos dañados y materiales limitados.
A pesar del contexto, los trabajadores se mantienen firmes. Algunos ya han sido heridos o incluso han perdido la vida en servicio. En ciudades como Dnipró y Zaporiyia, los cortes duran menos gracias a la rapidez de respuesta de estas brigadas.
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