Conflicto sobre derechos laborales entre socio y trabajador en empresa neozelandesa
¿Empleado o socio? Derechos laborales en disputa en Nueva Zelanda

¿Empleado o socio? Derechos laborales en disputa en Nueva Zelanda

Una reclamación reciente en Nueva Zelanda cuestiona los límites de la protección laboral cuando un socio minoritario insiste en su condición de trabajador. La controversia revela cómo los derechos de los trabajadores pueden verse en tensión con estructuras societarias, aun ante buena fe mutual.

En agosto 2025 una persona de origen turco demandó ante la Autoridad de Relaciones Laborales (ERA) por salarios no pagados y trato injustificado. Afirmó haber trabajado a jornada completa como coordinador internacional y que, pese a su 20 % de participación, merecía $1 000 NZD semanales y beneficios propios de un empleado. Del mismo modo, sostuvo que la relación laboral terminó sin procedimientos apropiados.

Asimismo, la ERA examinó cómo se presentó la relación desde su origen en 2019. El demandante ayudó en traducción y negocios con Turquía y recibió acciones, pero se negó a pago directo, acordando cubrimiento de gastos y un porcentaje de utilidades futuras. La práctica dio como resultado pagos por viaje, vivienda, incluso costos de web y oficinas, saldados mediante aprobación informal de los directores.

Contexto del conflicto y argumento del trabajador

La ERA aplicó tres pruebas clave —control, integración y fundamental— y concluyó que la relación fue claramente de tipo empresarial, no laboral. El trabajador organizaba su horario, trabajaba desde Turquía, se dedicaba a otros proyectos, y consideraba los pagos como préstamos vinculados a su participación societaria. De igual manera, se identificó que su autonomía y rol no encajaban con un contrato laboral típico.

En consecuencia, la ERA determinó que no existió intención ni práctica que aceptara derecho laboral, y rechazó todas las reclamaciones por salarios, trato injustificado o compensación. El emprendimiento, además, resultó fallido, sin actividad comercial real, lo que reforzó la ausencia de vínculo laboral.

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La disputa concluye sin reconocimiento de vínculo laboral pese a que el demandante reivindicaba cinco años de trabajo no remunerado, lo cual evidencia las dificultades reales que enfrentan personas atrapadas entre roles de socio y trabajador.

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