Sindicatos y negociación laboral del T-MEC
La renegociación del T-MEC vuelve a colocar los derechos laborales en el centro del debate comercial en América del Norte. El sindicato automotriz de Estados Unidos advirtió que no respaldará la continuidad del acuerdo si no incorpora reformas que mejoren salarios y condiciones de trabajo en los tres países.
El sindicato United Auto Workers señaló que el tratado afectó tanto a trabajadores estadounidenses como a sus pares en México y Canadá. Además, sostuvo que la renovación del T-MEC debe garantizar estándares laborales efectivos y mecanismos de cumplimiento equitativos para las tres economías.
Representantes sindicales afirmaron que el acuerdo comercial solo será viable si eleva los ingresos en México y fortalece el empleo industrial en Estados Unidos. Asimismo, remarcaron que la competencia basada en bajos salarios debilitó al sector automotor regional durante las últimas décadas.
El sindicato destacó que el artículo 23 del T-MEC obliga a respetar los derechos definidos por la Organización Internacional del Trabajo. Sin embargo, denunció que en varios estados estadounidenses los trabajadores carecen de herramientas reales para defenderse ante abusos empresariales.
En consecuencia, el sindicato pidió que el mecanismo de respuesta rápida se aplique de manera simétrica. Actualmente, los trabajadores en México pueden recurrir directamente a este instrumento, mientras que en Estados Unidos y Canadá deben agotar procesos internos antes de activarlo.
Por otro lado, líderes sindicales señalaron que elevar salarios en México no destruiría empleos, sino que reduciría incentivos para la relocalización productiva. También coincidieron con organizaciones especializadas en comercio en que el libre comercio, sin reglas laborales sólidas, no cumplió la promesa de mejorar el nivel de vida regional.
Además, el sindicato automotriz propuso modificar el T-MEC para exigir que Estados Unidos produzca al menos la misma cantidad de vehículos que vende en su mercado. La medida, afirmaron, generaría millones de unidades adicionales y demandaría nuevas plantas industriales.
Datos sectoriales indican que México produce más vehículos de los que consume internamente, mientras que Estados Unidos importa una parte significativa de su mercado automotor. Este desequilibrio refuerza la presión sindical para ajustar las reglas del tratado.
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